En los Estados Unidos podemos encontrar más de 2 millones de personas tras las rejas, un porcentaje mucho mayor que en otras partes del mundo, y más de 70 millones de personas han sido arrestadas o condenadas.
Pero no todas ellan han cometido la misma clase de delitos, ya que pueden diferenciarse entre graves y menores. Esta distinción se basa principalmente en la seriedad del delito y la condena que se puede aplicar una vez que la persona es encontrada culpable.
Los delitos graves generalmente están asociados con la violencia, el peligro público o el daño a la propiedad. Como pueden ser el asesinato, violación, robo a mano armada, tráfico de drogas y fraude a gran escala. Estos conllevan largas sentencias en prisión, multas significativas e incluso la pérdida de derechos civiles.
Sin embargo, los delitos menores son crímenes menos graves y por ende, sus castigos más leves. Por ejemplo multas, trabajos comunitarios, libertad condicional o cortas sentencias de prisión. Estos delitos incluyen la conducción en estado de ebriedad, hurto, vandalismo e infracciones de tráfico.
Es importante aclarar que que incluso los delitos menores pueden transformarse en grave si el acusado los vuelve a repetir. Por ejemplo, si una persona está conduciendo bajo la influencia de alcohol y lo detiene la policía por tercera vez en 84 meses, el caso va a ser manejado de forma diferente y será tratado como un delito grave, o si atropella a una persona encontrándose en estado de ebriedad, será considerado asalto agravado.
En resumen, la diferencia entre ambas clases de delitos se basa, en general, en la gravedad del crimen y la pena máxima asociada.
Siempre es una buena consideración comunicarse con un abogado para que pueda asesorarte y guiate durante todo el proceso. Un equipo legal experimentado podrá explicarte la seriedad de los cargos que enfrentas, las posibles penas, y plantear la mejor estrategia de defensa para tu caso.
